Santa María hacia Santa Teresa

El camino desde Santa María comenzó muy temprano. Un desayuno casi completo, la mochila cargada con bronceador, agua mineral, off contra los mosquitos y ropa seca. La mochila debería ser liviana ya que deberíamos caminar bastante. Al salir de Santa María pasamos por un pueblo fantasma al casi de película pero real. Solo unos perros andaban el resto había desaparecido. Casas abandonadas y portones con candados oxidados.

El camino no fue tan duro al comienzo. Como había llovido mucho teníamos que esquivar los grandes barriales. Luego comenzamos con un camino por las plantaciones de coca y café. Aprendimos un poco de la vida en la altura de esa gente que vive tan lejos de la civilización pero que son felices con lo poco o mucho que tienen.

El aire comenzaba a faltar y el camino se hacía más pesado y fue muy duro el ascenso.
Un linda experiencia pero no lo haría nuevamente. La llegada a Santa Teresa fue media rara, ya que tuvimos que pagar para pasar por medio de un carro, que colgaba desde una orilla a la otra. Metros más adelante estaba el puente que unía las dos orillas.
En la otra orilla nos esperaba un parque de aguas termales, que fue como un oasis para nosotros y mi tobillo. Un poco de agua caliente y también una muy fría para cambiar nuestras energías.
Eso si fue fantástico. Además pudimos hablar con nuestros compañeros algo que nos falto hasta ese momento.

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